Evocación




Un recuerdo maya golpea las curvas de la selva,
ocho kilómetros palpitaban de emoción.
Sobre aquella alfombra el paso del pie se calentaba,
sudaba la mano blanca pigmentada por el hielo de la tierra.
El olor de aquellas arboledas
Adormecían las afonías de las ranas,
tarareaban la canción de la enferma comadreja,
mordisqueaban cada trozo de sal,
se drogaban en toxinas,
arroyos,
pastizales,
vacas haciendo el amor a las diez de la mañana,.
La bulliciosa animalia se bufaba ante la agonía,
Solo ante el recuerdo del cabello enmarañado.
Palenque.
Embelleció la aventura de ser esclavos,
ciudad de caracoles y conchas,
risco hechos miniaturas,
el descanso fue de cien pisadas,
cabalgamos en el remolino verde.
La ciudad,
el templo,
túneles de aire frío,
piedras de musgos,
mensajes indescifrables.
Quien sabe cuantos dioses,
Ruinas de bautizos,
santuario para alma blanca,
sándalo de incienso consagrado.
Ahí
Las cuatro manos se cerraron en las bocas de fuego,
fue solemne aquella magia...
atardeció en la noche,
la inmortalidad tuvo el corazón en ese instante,
risas,
ecos y caricias.
Las manos tocaron debajo del abono,
tocaron la sangre de la roca.
Sin esperar,
el pulmón fue abierto por el excitante sahumerio
de  almas que abandonan,
se quedan por siempre amándose,
entre relámpagos de maleza,
ya no marcan el reloj,
el aire y toda su belleza se esfumó,
el cuento se termina con el ultimo andar de la tortuga,
Y sé que nunca más regresará.



Juan N.
Enero 26,2003
LENGUAS DE IDEAS